Hasta lo que me han contado, la edificación actual data de principios de S.XX, hacia mil novecientos y poco. Lo que había antes lo desconozco. Perteneció a la familia Lázaro que la alquilaba a lugareños. A ella se mudaron mis abuelos maternos cuando se casaron al acabar la guerra. Así que en ella pasó parte de su infancia mi madre y nacieron algunos de sus seis hermanos.
Más tarde vivieron otras familias, todos recién casados o jornaleros del campo. La casa siempre estuvo habitada por gente joven y todos dicen conocer a alguien que ha nacido allí.
Con el tiempo y las migraciones a la ciudad de principios de los años 60, la casa ya en estado ruinoso la compró Marcial y la convirtió en lugar donde guardar los cereales que el mismo cosechaba.
En los veranos de los años 80, cuando los forasteros volvíamos en verano al pueblo, Marcial se la dejaba a sus hijos para que la usaran como lugar de reunión, la Peña el Sapo la llamábamos.
La casa llegó a mí por casualidad... Llevaba años queriendo restaurar una ruina y entre caña y vino me enteré que Marcial, ya jubilado, quería venderla... para entonces se puede decir que ya quedaba poquito de lo que había sido...
Se puede pensar que esta es la historia de una casa con alma a la que se le está dando una nueva vida. Pero quién sabe... quizás no es la historia de una casa sino una casa con historia. La historia de varias familias y unos cuantos nacimientos, de un agricultor que la utilizó como almacén, de una panda de jovenzuelos que se juntaban para contar historias y beber sangría...
Con esta restauración la casa renace y nos da la oportunidad de pasar grandes momentos con gente a la que apreciamos. Espero que disfrutes de tu estancia en ella. A mí me hace muy feliz saber que la historia continúa. Si sus muros de piedra hablaran...
La Ruina
Hacerse con una pequeña propiedad en un lugar concreto no es tan fácil como pudiera parecer... ni siquiera si lo que pretendes es comprar una ruina... a veces es demasiado caro, a veces tiene demasiados herederos que no se ponen de acuerdo, a veces simplemente prefieren que se caiga a pedazos antes que deshacerse de algo que pertenece a su historia... mil razones, todas humanas y comprensibles.
Sólo después de hacerme con una ruina y un corral anexo lleno de escombros averigüé que allí habían vivido mis abuelos y mi madre y tíos de niños... Alegría enorme.
Y después de la ruina vino el proyecto y la búsqueda de materiales y la construcción, etc... Entre compra, proyecto y obra pasaron casi cuatro años... mucho trabajo, mucho aprendizaje y algún que otro disgusto... y a pesar de todo volvería a empezar. Sueño cumplido.
